¿Quiénes son los Vigilantes
o ángeles caídos, y por qué estaba la Iglesia temprana y también el Vaticano
moderno tan preocupados por ellos?
Génesis 6:1-4 dice:
"Cuando los hombres
comenzaron a multiplicarse sobre la faz de la Tierra, y les nacieron hijas, los
hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran bellas; y tomaron
esposas de entre todas las que eligieron".
Tradicionalmente los Ben
Elohim o "hijos de Dios" eran varios cientos, y ellos descendieron a
la Tierra sobre el monte Hermón [entre el Líbano y Siria]. Significativamente,
aquél era un lugar sagrado tanto para los cananeos como para los hebreos que
invadieron su tierra. En tiempos posteriores, en
sus laderas fueron construidos lugares consagrados a los dioses Baal, Zeus,
Helios y Pan, y a la diosa Astarté. Estos Ben Elohim o "ángeles
caídos" también eran conocidos como los Vigilantes, los Grigori y los
Irin. En la mitología judía los Grigori eran originalmente una orden superior
de ángeles que moraban en el más alto cielo con Dios y parecían seres humanos en
su aspecto [G. A. Davidson, Dictionary of Angels, 1971, p. 127].
El título
"Vigilante" simplemente significa "el que vigila",
"aquellos que cuidan", "aquellos que están despiertos" o
"aquellos que no duermen". Estos títulos reflejan la relación única
entre los Vigilantes y la raza humana desde antiguos tiempos. En la tradición
esotérica luciferina ellos eran una especial orden de élite de seres
angelicales creados por Dios para ser pastores terrenales de los primeros
humanos primitivos. Su tarea era observar y vigilar a la emergente especie
humana e informar acerca de su progreso. Sin embargo, ellos se vieron limitados
por la principal directriz divina de no interferir en la evolución humana.
Lamentablemente ellos decidieron ignorar la orden de Dios y desafiar sus
órdenes, y convertirse en maestros de la raza humana, con desafortunadas
repercusiones tanto para ellos como para la Humanidad.
La mayor parte de la
información que tenemos sobre los Vigilantes y sus actividades proviene del
apócrifo Libro de Enoc. En la Biblia ortodoxa el profeta Enoc (del hebreo
"hanoj" = instructor) es una figura misteriosa. En Génesis 4:16-23 él
es descrito como hijo de Caín, el labrador, y la primera ciudad construida por
su padre es bautizada en honor de Enoc. Posteriormente en Génesis 5:18-19, y
varias generaciones más tarde, Enoc es llamado hijo de Jared, y es durante su
vida que los Vigilantes llegan o encarnan en cuerpos humanos.
En el apócrifo Libro de los
Jubileos, según se afirma dictado por "un ángel del Señor" a Moisés
en el monte Sinaí cuando él también recibió los Diez Mandamientos, se dice que
Enoc fue "el primero entre los hombres que nacen en la Tierra que aprendió
la escritura, el conocimiento y la sabiduría". También dice que Enoc puso
por escrito "los signos del Cielo" (los signos zodiacales) según sus
meses en un libro. Esto fue para que los seres humanos pudieran conocer las
estaciones de los años en relación al orden de los meses y sus respectivas
influencias estelares y planetarias. La indicación es que Enoc recibió esta
información de fuentes extraterrestres angelicales, es decir, de los
Vigilantes, y por lo tanto él era un ejemplo cultural.
Doscientos de los
"ángeles caídos" descendieron desde el reino celestial sobre la
cumbre del monte Hermón, y ellos quedaron tan impresionados con la belleza de
las mujeres humanas que, usando sus nuevos cuerpos materiales, tuvieron sexo
con ellas. Esto posteriormente provocó la ira de Yahvé y, según la Biblia, la
consecuencia de este mestizaje entre los Caídos y los mortales condujo a la creación
de una descendencia semi angélica y semi humana (Génesis 6:4).
Estos hijos fueron llamados
los Nefelim o Nephilim, y ellos fueron la raza gigantesca que alguna vez habitó
la Antigua Tierra. Los ángeles caídos enseñaron a sus mujeres e hijos una
variedad de nuevas habilidades tecnológicas, conocimiento mágico y sabiduría
oculta. Esto sugiere que las capacidades psíquicas y los poderes mágicos fueron
originalmente una herencia antigua del reino angelical dado a los primeros
humanos.
En el Libro de Enoc
se dice que el líder de los ángeles caídos se llamaba Azazel, y él a menudo es
identificado con Lucifer (el Portador de la Luz) o Lumiel ("la luz de
Dios"). Él enseñó a los hombres a forjar espadas y a hacer escudos y
armaduras. Azazel también les enseñó la
metalurgia y cómo sacar metales de la tierra y a usar metales diferentes. A las
mujeres él les enseñó el arte de hacer pulseras, ornamentos, anillos y collares
de metales y piedras preciosos. Él
también les mostró cómo "embellecer sus párpados" con kohl y el uso
de trucos cosméticos para atraer y seducir al sexo opuesto. De estas prácticas
Enoc dice que provino mucha "impiedad", y que hombres y mujeres
cometieron fornicación, se extraviaron y corrompieron sus caminos.
Ésta fue la base para que la
Iglesia temprana condenara a los ángeles caídos por enseñar a las mujeres a
hacer collares de piezas de oro y pulseras para sus brazos. Pablo dijo que las
mujeres deberían cubrir su cabeza en la sinagoga (1ª Corintios 11:5-6). Esto
era porque se suponía que los ángeles caídos eran atraídos hacia las mujeres
humanas con cabello largo y suelto. La costumbre de las mujeres de cubrir su
pelo en las iglesias todavía se encuentra en el catolicismo romano y también en
las costumbres del Islam.
Fuente:
G. A. Davidson, Dictionary
of Angels, 1971, p. 127.
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