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martes, 26 de abril de 2016
lunes, 21 de marzo de 2016
Apolonio de Tiana, el otro Jesús.
Apolonio nace en Tiana, ciudad
de la Capadocia, actualmente llamada Kemerhisar, en Turquía, 3 años A.C. Su
familia descendía de los fundadores de la ciudad. Desde temprana edad, destacó
por su inteligencia, su sorprendente memoria, su gusto y facilidad por el
estudio y su gran belleza. Se dice que fue un niño prodigio.
A la edad de catorce años
fue llevado a estudiar con Eutidemo, profesor de retórica en Tarso, pero,
descontento con el estilo de vida de los habitantes del lugar, que consideraba
burlones e insolentes, pidió a su padre que lo dejase ir a Aegæ, pequeña ciudad
vecina donde había un templo dedicado al dios Esculapio.
A los 16 años abrazó la
doctrina pitagórica. Dejó de comer carne, argumentando que “vuelve espeso el
espíritu y lo hace impuro”. El único alimento puro, decía, es aquel que
proviene de la tierra: las frutas y verduras. Igualmente se abstuvo de tomar
vino, pues consideraba esta bebida contraria al equilibrio del espíritu, entorpeciendo
la parte superior del alma. Renunció a toda vestidura hecha de piel o pelo de
animal, vistiéndose de lino. Iba descalzo (con sandalias de corteza), se dejó
crecer el pelo y se fue a vivir al templo consagrado al dios Esculapio.
Tras la muerte de su padre y
al llegar a la mayoría de edad, Apolonio heredó una fortuna considerable a la
que renunció, quedándose con lo estrictamente necesario para sus
desplazamientos y alimentación. Repartió los bienes entre su hermano (un joven
entregado a una vida disoluta) y algunos familiares, explicando que llevaría
una vida de asceta y por tanto nunca formaría un hogar.
Su género de vida y su
lenguaje sentencioso y oscuro hicieron tal impresión que no tardó en verse
rodeado de numerosos discípulos. Se dice que fue admirado por los brahmanes de
la India, los magos de Persia y los sacerdotes de Egipto. En Hierápolis, en
Éfeso, en Esmirna, en Atenas, en Corinto y en otras grandes poblaciones de
Grecia, Apolonio apareció como preceptor del género humano, visitando los
templos, corrigiendo las costumbres, por ejemplo los sacrificios de animales
para los dioses, y predicando la reforma de todos los abusos.
Vespasiano, que le había
conocido en Alejandría, le miraba como hombre divino y le pedía consejo. Habiendo
cantado un día Nerón en un teatro en los juegos públicos, Tigelino preguntó a
Apolonio qué pensaba del Emperador: "Le hago mucho más favor que tú,
respondió el filósofo; tú le crees digno de cantar; yo de callarse". El
rey de Babilonia le pedía un medio de reinar con tranquilidad. Apolonio se
limitó a contestarle: "Ten muchos amigos y pocos confidentes". Luego
habiendo sorprendido a un esclavo eunuco con la concubina de dicho rey, el
príncipe preguntó a Apolonio cómo castigaría al culpable. "Dejándole la
vida", contestó el filósofo. Y como el rey se mostraba sorprendido,
añadió: "Si vive, su amor será el mayor de los suplicios".
En el reinado de Domiciano,
Apolonio fue acusado de magia, encerrado en un calabozo, después de haberle
hecho cortar el pelo y las barbas, y allí cargado de grillos y cadenas.
Desterrado después por el mismo Emperador, murió al poco tiempo, lo cual no fue
obstáculo para que a su muerte se le erigieran estatuas y se le hicieran
honores divinos. Éfeso, Rodas y la isla de Creta pretenden poseer su tumba, y
Tiana, que le dedicó un templo, obtuvo en memoria suya el título de ciudad
sagrada, lo que le daba el derecho de elegir magistrados.
Lampridio asegura que el
emperador Alejandro Severo tenía en su oratorio entre los retratos de Jesús,
Abraham y Orfeo, el de Apolonio; Vopisco, en su Vida de Aurelio, que hace de él
grandes elogios, dice que debe honrársele como ser superior.
Hasta el siglo V, la reputación
de Apolonio se mantuvo viva aun entre los cristianos. Prueba de ello es que
León, ministro del rey de los visigodos, invitó a Sidonio Apolinar, obispo de
Auvernia, a que le tradujera la vida del filósofo escrita por Filóstrato. El
obispo escogió el ejemplar más correcto y sobre él hizo su traducción que
remitió al ministro con una carta en que ensalza las virtudes del filósofo;
diciendo que para ser perfecto sólo le faltaba haber sido cristiano. Al
parecer, el descrédito otorgado a él fue causado por sus mismos discípulos que,
queriendo realzar el mérito de su maestro, le han presentado como un impostor
atribuyéndole milagros y profecías que le colocan a la altura de los
embaucadores vulgares. La vida que posteriormente escribió Filóstrato está tomada
de otra debida a uno de los compañeros de Apolonio, llamado Damis.
Jacques Bergier, en su libro
Les livres maudits (1971), dice esto:
“El lector podría
preguntarme de dónde he sacado la idea de que obras pertenecientes a
civilizaciones muy antiguas se encuentren en la India. Esta idea no es nueva;
fue introducida en Occidente por un personaje tan fantástico como Apolonio de
Tiana [...] Apolonio de Tiana impresionó mucho a sus contemporáneos y a la
posteridad. Se atribuyen a Apolonio poderes sobrenaturales, que él mismo niega
con la mayor energía. Es indudable que viajó a la India. Murió a una edad muy
avanzada, más de cien años... Lo cierto es que Apolonio de Tiana afirmaba que
existieron en su época, o sea en el siglo I d. C., en la India, libros
extraordinarios y muy antiguos que contenían una sabiduría procedente de edades
extinguidas, de un pasado muy remoto. Al parecer, Apolonio de Tiana trajo de la
India alguno de estos libros, y conviene observar que, gracias a él,
encontramos en la literatura hermética pasajes enteros de los Upanishads y de
la Bhagavad-guita. [...] Damis habla, en lo que nos queda de sus notas, de
reuniones secretas, de las que él era excluido, entre Apolonio y los sabios
hinduistas... También parece que estos recibieron a Apolonio como un igual, que
le instruyeron y que le enseñaron más de lo que jamás habían enseñado a ningún
occidental".
“Promulgó un nuevo orden de
paz, amor, de libertad. Le siguió innumerables personas, teniendo sus propios
discípulos. Se le atribuyeron milagros, curó a enfermos y revivió a los
muertos… Fue condenado y murió bajo el poder romano… ¿Le suena esta historia?
¿Se trata de Jesús de Nazaret? Pues aunque sus vidas fueron análogas no se
trata de Jesús de Nazaret sino de Apolonio de Tiana, considerado un mago, una persona
que pasó al olvido por que la poderosa figura del rabí de Galilea lo eclipsó”. José Manuel García Bautista.
¿Quién fue realmente
Apolonio de Tiana? ¿Un místico?¿Un iluminado?¿Un elegido? Para muchos fue: el
otro Jesús.
martes, 15 de marzo de 2016
¿Los Vigilantes y los Nefilim un mito?
¿Quiénes son los Vigilantes
o ángeles caídos, y por qué estaba la Iglesia temprana y también el Vaticano
moderno tan preocupados por ellos?
Génesis 6:1-4 dice:
"Cuando los hombres
comenzaron a multiplicarse sobre la faz de la Tierra, y les nacieron hijas, los
hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran bellas; y tomaron
esposas de entre todas las que eligieron".
Tradicionalmente los Ben
Elohim o "hijos de Dios" eran varios cientos, y ellos descendieron a
la Tierra sobre el monte Hermón [entre el Líbano y Siria]. Significativamente,
aquél era un lugar sagrado tanto para los cananeos como para los hebreos que
invadieron su tierra. En tiempos posteriores, en
sus laderas fueron construidos lugares consagrados a los dioses Baal, Zeus,
Helios y Pan, y a la diosa Astarté. Estos Ben Elohim o "ángeles
caídos" también eran conocidos como los Vigilantes, los Grigori y los
Irin. En la mitología judía los Grigori eran originalmente una orden superior
de ángeles que moraban en el más alto cielo con Dios y parecían seres humanos en
su aspecto [G. A. Davidson, Dictionary of Angels, 1971, p. 127].
El título
"Vigilante" simplemente significa "el que vigila",
"aquellos que cuidan", "aquellos que están despiertos" o
"aquellos que no duermen". Estos títulos reflejan la relación única
entre los Vigilantes y la raza humana desde antiguos tiempos. En la tradición
esotérica luciferina ellos eran una especial orden de élite de seres
angelicales creados por Dios para ser pastores terrenales de los primeros
humanos primitivos. Su tarea era observar y vigilar a la emergente especie
humana e informar acerca de su progreso. Sin embargo, ellos se vieron limitados
por la principal directriz divina de no interferir en la evolución humana.
Lamentablemente ellos decidieron ignorar la orden de Dios y desafiar sus
órdenes, y convertirse en maestros de la raza humana, con desafortunadas
repercusiones tanto para ellos como para la Humanidad.
La mayor parte de la
información que tenemos sobre los Vigilantes y sus actividades proviene del
apócrifo Libro de Enoc. En la Biblia ortodoxa el profeta Enoc (del hebreo
"hanoj" = instructor) es una figura misteriosa. En Génesis 4:16-23 él
es descrito como hijo de Caín, el labrador, y la primera ciudad construida por
su padre es bautizada en honor de Enoc. Posteriormente en Génesis 5:18-19, y
varias generaciones más tarde, Enoc es llamado hijo de Jared, y es durante su
vida que los Vigilantes llegan o encarnan en cuerpos humanos.
En el apócrifo Libro de los
Jubileos, según se afirma dictado por "un ángel del Señor" a Moisés
en el monte Sinaí cuando él también recibió los Diez Mandamientos, se dice que
Enoc fue "el primero entre los hombres que nacen en la Tierra que aprendió
la escritura, el conocimiento y la sabiduría". También dice que Enoc puso
por escrito "los signos del Cielo" (los signos zodiacales) según sus
meses en un libro. Esto fue para que los seres humanos pudieran conocer las
estaciones de los años en relación al orden de los meses y sus respectivas
influencias estelares y planetarias. La indicación es que Enoc recibió esta
información de fuentes extraterrestres angelicales, es decir, de los
Vigilantes, y por lo tanto él era un ejemplo cultural.
Doscientos de los
"ángeles caídos" descendieron desde el reino celestial sobre la
cumbre del monte Hermón, y ellos quedaron tan impresionados con la belleza de
las mujeres humanas que, usando sus nuevos cuerpos materiales, tuvieron sexo
con ellas. Esto posteriormente provocó la ira de Yahvé y, según la Biblia, la
consecuencia de este mestizaje entre los Caídos y los mortales condujo a la creación
de una descendencia semi angélica y semi humana (Génesis 6:4).
Estos hijos fueron llamados
los Nefelim o Nephilim, y ellos fueron la raza gigantesca que alguna vez habitó
la Antigua Tierra. Los ángeles caídos enseñaron a sus mujeres e hijos una
variedad de nuevas habilidades tecnológicas, conocimiento mágico y sabiduría
oculta. Esto sugiere que las capacidades psíquicas y los poderes mágicos fueron
originalmente una herencia antigua del reino angelical dado a los primeros
humanos.
En el Libro de Enoc
se dice que el líder de los ángeles caídos se llamaba Azazel, y él a menudo es
identificado con Lucifer (el Portador de la Luz) o Lumiel ("la luz de
Dios"). Él enseñó a los hombres a forjar espadas y a hacer escudos y
armaduras. Azazel también les enseñó la
metalurgia y cómo sacar metales de la tierra y a usar metales diferentes. A las
mujeres él les enseñó el arte de hacer pulseras, ornamentos, anillos y collares
de metales y piedras preciosos. Él
también les mostró cómo "embellecer sus párpados" con kohl y el uso
de trucos cosméticos para atraer y seducir al sexo opuesto. De estas prácticas
Enoc dice que provino mucha "impiedad", y que hombres y mujeres
cometieron fornicación, se extraviaron y corrompieron sus caminos.
Ésta fue la base para que la
Iglesia temprana condenara a los ángeles caídos por enseñar a las mujeres a
hacer collares de piezas de oro y pulseras para sus brazos. Pablo dijo que las
mujeres deberían cubrir su cabeza en la sinagoga (1ª Corintios 11:5-6). Esto
era porque se suponía que los ángeles caídos eran atraídos hacia las mujeres
humanas con cabello largo y suelto. La costumbre de las mujeres de cubrir su
pelo en las iglesias todavía se encuentra en el catolicismo romano y también en
las costumbres del Islam.
Fuente:
G. A. Davidson, Dictionary
of Angels, 1971, p. 127.
lunes, 7 de marzo de 2016
jueves, 3 de marzo de 2016
miércoles, 2 de marzo de 2016
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