Del libro CRONICA LOCA, que lleva la siguiente nota:
"Puedo
escribir sobre la vida de los insectos en Malasia o sobre la economía azteca en
el siglo XV, pero siempre mi objetivo sería el mismo, la esperanza. Y sus dos
amigos dilectos, el amor y el coraje. Este librito no es una excepción. Ya que
pararon el auto en este semáforo, déjenme que les limpie el parabrisas de tanta
bruma para que, mirando el pasado, puedan ver mejor el futuro, al menos desde
lo que parece increíble pero es real. ¿Acaso toda la existencia no es increíble
pero real?
título del artículo: Venta de
Indulgencias Papales, PerdÓn de los Pecados DE LA Iglesia CatÓlica
En la Edad
Media, todos los pueblos cristianos de Europa eran miembros de una iglesia,
gobernada por el Papa desde Roma. Reconocían su autoridad y la de los
sacerdotes. Frecuentemente, éstos eran los únicos en la ciudad o la villa que
sabían leer y escribir, y por eso la gente se acercaba a ellos en busca de
ayuda y consejo. La Iglesia era el centro de la vida de la comunidad. Los Papas Julio II y León X
fueron grandes protectores de las artes e invirtieron muchísimo dinero en
encargar a los artistas la construcción de edificios y la ejecución de obras de
arte. Como no era de extrañar, muchos pensaron que eso era escandaloso. Tampoco
estaban de acuerdo con los métodos por los cuales la Iglesia obtenía su dinero.
Uno de ellos era la venta de
reliquias, objetos religiosos como por ejemplo trozos de las vestimentas de los
santos o bien de sus propios cuerpos y hasta astillas de la madera de la cruz
donde fue crucificado Cristo. Los peregrinos hacían largos viajes para visitar
los lugares donde estaban estas reliquias y solían pagar grandes sumas de
dinero por ellas. Desgraciadamente, muchas eran falsas, por ejemplo, el cuerpo
de un santo que pertenecía a una ciudad parecía tener dos o tres cabezas, según
la cantidad de poblaciones que decían ser propietarios de ella. Había tantos
trozos de la cruz de Cristo como para construir un barco entero. Otro motivo de
escándalo fue la forma en que la Iglesia obtenía dinero vendiendo
indulgencias o perdones por los pecados cometidos o por cometer.
El representante de la
Iglesia, perdonador, o bulero, recorría los pueblos vendiendo bulas (perdones
otorgados por el Papa, escritos en hojas de papel). Fue uno de estos
representantes, Juan Tetzel, quien provocó la querella de Martín Lutero con el
Papa. Tetzel incitaba a la gente a
comprar perdones para salvar sus almas, pero lo que estaba haciendo en realidad
era recaudar dinero para la reconstrucción de la Iglesia de San Pedro en Roma.
Lutero sintió, como otros antes, que la Iglesia no debía explotar así a la
gente. Además consideraba que un Papa de Italia no tenía poder ni sobre el
pueblo alemán ni sobre los de otras nacionalidades.
Su deseo de transformar la
Iglesia condujo al movimiento denominado Reforma. Los protestantes, o sea
aquellos que protestaban contra la autoridad papal, comenzaron la lucha contra
los católicos, que continuaban aceptándola. En algunos aspectos, la
Iglesia colaboró con el Renacimiento. Algunas de las mejores obras de Miguel
Ángel y de Rafael fueron hechas para el Papa. Los grandes concilios de la
Iglesia, que se convocaron de tanto en tanto, reunían a personas de toda Europa
y ayudaban a difundir las ideas y nuevos conceptos del Renacimiento.
En realidad, los escándalos de la Iglesia
probablemente sólo preocupaban a un pequeño grupo de pensadores. Durante todo
el Renacimiento, hubo una profunda fe en la religión y también mucha polémica
sobre ella. Quizás la mejor síntesis de esta fe sea el libro La Imitación de
Cristo, de Thomas de Kempis, que fue una especie de guía para la vida religiosa
del siglo XV y para mucha gente en épocas posteriores.
Autor: Manuel Víctor Carlos Sueiro (Buenos Aires, Argentina, 9 de febrero de 1943. 13 de diciembre de 2007), periodista, escritor y presentador de televisión argentino.