viernes, 30 de octubre de 2015

TATY y LAS ÁGUILAS. 2.


El Palacio de Carondelet

Según Eduardo Muñoz Borrero, durante el mandato del Barón de Carondelet se realizaron muchas obras: abastecimiento de agua para Quito, reconstrucción de Riobamba y de la catedral de Quito (el bello domo es su iniciativa), y la remodelación del palacio de gobierno. “Conviene para que Dios y el Rey estén bien servidos”, dijo una vez el ejemplar gobernante. Fue el XXIX Presidente de la Real Audiencia de Quito. Decía: “Cumplir cada uno con su conciencia y obligación, sin hacer caso de lo que se diga. Nuestro Juez Soberano está en los cielos, conoce hasta las más ocultas intenciones y siendo éstas rectas a sus ojos, qué importa lo demás”. Juan José Flores, “de ingenio brillante y seductor, crecido y educado entre los afanes de la guerra y el estruendo de las armas”, tenía 30 años cuando pasó a regir los destinos de la nueva patria desde el antiguo palacio de la Real Audiencia, reedificado en la última década del siglo XVIII por el ilustre presidente de origen flamenco, nacido en Illinois, actual territorio de Estados Unidos, don Luis Héctor, Barón de Carondelet, el magistrado más probo e ilustre que tuvo la Colonia. Al Barón de Carondelet le apodaban sus enemigos y subversivos “el carón de leche”. Según unos fue él quien comenzó a construir el palacio. “Es un palacio construido para escuchar, para hacerse oír, abierto, de dos grandes puertas, con patios y corredores y amplísima azotea. Entre helénico y andaluz, más tiene de casa y de convento que de castillo o palacio, aunque su título fue de “Palacio Real”. Los diputados del pueblo que firman el Acta del 10 de agosto de 1809, lo dicen: “Dada y firmada en el Palacio Real de Quito”. También lo saquearon y se llevaron sus bienes. Este palacio o casa de gobierno albergó al Libertador Simón Bolívar y al gran Mariscal Antonio José de Sucre. “Y si alguna vez fue herido y profanado por la turba, que saqueó y destrozó los retratos de los presidentes de la Real Audiencia, también otras ocasiones penetraron no para proclamar libertad alguna, sino para llevarse sus bienes”. Una de las más importantes restauraciones modernas fue la ordenada por el Dr. Camilo Ponce Enríquez. Por muchos años desde fines del siglo XIX en el mismo palacio funcionaban el Congreso Nacional y todos los ministerios de Estado. Su reloj no funcionó por algunos lustros, se lo compuso en la presidencia de don Galo Plaza Lasso. Desde 1830 a 1900 gobernaron desde el palacio 25 jefes de estado entre presidentes constitucionales, interinos y encargados del poder, no se incluyen ni triunviratos ni pentaviratos. Diez años gobernó Flores, 11 García Moreno, 8 Veintimilla. Desde comienzos del siglo XX con Eloy Alfaro hasta el año 1975 gobiernan 45 jefes de estado. En este periodo hay encargados del poder o jefes supremos que duran horas, caso Rosalía Arteaga, o días, otros unos cuantos meses. Durante 150 años se expiden 16 constituciones, se dan 23 gobiernos de facto y 43 presidentes constitucionales; 23 gobernantes han sido quiteños, 26 guayaquileños, 4 azuayos y los demás de otras provincias. Dos de los primeros magistrados murieron en el ejercicio del poder (Emilio Estrada y Aurelio Mosquera Narváez), dos fueron asesinados (Gabriel García Moreno y Eloy Alfaro). García Moreno gobierna durante tres periodos; Baquerizo Moreno en tres oportunidades; Eloy Alfaro y Leonidas Plaza en dos ocasiones, pero bate el record José María Velasco Ibarra con cinco veces en el poder, concluyendo un solo periodo, el tercero de 1952 a 1956. Los gobernantes han sido banqueros, abogados, militares, médicos, comerciantes, ingenieros y agricultores, pero destacan célebres poetas y hombres de letras como Luis Cordero y Alfredo Baquerizo Moreno y oradores como Vicente Rocafuerte, García Moreno, Velasco Ibarra, Arroyo del Río, Camilo Ponce Enríquez y Otto Arosemena Gómez. Fuente: Historias y sucesos. Cuenca. 2009.

Marco Robles López: La Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial.


Años perdidos de Jesús

Con "los años perdidos de Jesús" (o años oscuros) se hace referencia al periodo indocumentado entre la infancia de Jesús y el comienzo de su ministerio según relata el Nuevo Testamento. Los evangelios relatan el nacimiento de Jesús, y el subsiguiente viaje a Egipto para librarse de la furia de Herodes (Mateo 2:13-23). Hay una referencia general a que María y el joven Jesús vivieron en Nazaret (2:23 Mateo; Lucas. 2:39-40). También hay un relato aislado de la visita de José, María, y Jesús a la ciudad de Jerusalén para celebrar la Pascua, cuándo Jesús tenía doce años de edad (Lucas 2:41-50). Después de ese episodio, hay una laguna en la historia que cubre dieciocho años en la vida de Cristo (desde los 12 a los 30 años). Aparte de la alusión genérica de que Jesús avanzaba en sabiduría, estatura, y en el favor de Dios y el hombre (Lucas 2:52), la Biblia no dice nada más acerca de la vida de Jesús durante este período de tiempo. Una suposición común entre los cristianos es que Jesús simplemente vivió en Nazaret durante ese período, pero hay varias informaciones que afirman que este periodo de silencio se debe a viajes de Jesús a la India y otros lugares. Varios autores han afirmado haber encontrado pruebas de la existencia de escritos en India y Tíbet que apoyan la creencia de que Cristo estuvo en la India durante este periodo de su vida. Se citan antiguas creencias en varios lugares de la India de que Jesús pasó por allí en la antigüedad. Un manuscrito sobre una visita de Jesús al Tibet fue relatado por Nicolás Notovitch (1894). Subsiguientemente, varios otros autores escribieron sobre el asunto, incluyendo la líder religiosa Mirza Ghulam Ahmad (1899), Levi H. Dowling (1908), Swami Abhedananda,[2] Nicolás Roerich (1923–1928)[1]